Las organizaciones campesinas y sindicales cumplieron con la promesa de colmar las calles del Centro Histórico de la capital del país, con miles de productores y trabajadores nacionales, cuyo objetivo principal fue repudiar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Desde las primeras horas de ayer, los contingentes de diversas partes del país y de la ciudad de México se prepararon para llevar a cabo la megamarcha, en la que participaron alrededor de cien mil personas, según reportes de los organizadores. El colapso de las vialidades del Distrito Federal dio comienzo por la noche del miércoles, cuando cientos de autobuses arribaron a la urbe por los cuatro puntos cardinales.
Las entradas de las carreteras a Querétaro, Pachuca, Toluca y Cuernavaca fueron los puntos de partida para los miles de trabajadores de la tierra que buscaban hacer escuchar su rechazo al TLCAN, que entró en vigor en 1994 con Estados Unidos y Canadá. A las 11 de la mañana, la llegada de cientos de tractores al Monumento a la Revolución dio el banderazo de salida a lo que se constituiría como la primera gran movilización de 2008. Eran las 13:00 horas cuando en protesta por los altos precios de los energéticos, integrantes de las organizaciones campesinas rociaron con diesel uno de los tractocamiones y le prendieron fuego, frente a las miradas impotentes de los elementos de la fuerza pública, quienes a pesar de intentar frenar la acción, no lograron contenerla.
A las 14:00 horas, los contingentes comenzaron a reunirse en el Monumento a la Independencia, ubicado en Paseo de la Reforma, donde José Narro Céspedes, dirigente de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, anunciaba que los grupos agrarios no acudirán a las mesas de negociación que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social anunció que instalará a partir del 6 de febrero. En punto de las cuatro de la tarde, los cientos de tractores y las cerca de cien mil personas integradas en los contingentes obreros y campesinos arrancaron desde la glorieta de La Palma, para dar cumplimiento con su cometido: hacer que el gobierno federal y todo el país escuchen su palabra desde el centro de la República.
La partida de los vehículos ocurrió frente a la impávida contemplación de decenas de vacas que pastaban en un establo instalado frente a la Bolsa Mexicana de Valores, esquina que fungió como su morada, pues sus propietarios, los productores de leche, anunciaron que pernoctarían en ese lugar. Las calles de 5 de Mayo y Madero fueron la ruta de llegada a la Plaza de la Constitución, de la cual sólo pudieron ocupar una parte, pues inesperadamente lo tuvieron que compartir con el Museo Nómada.
Incidentes
Pasadas las cinco de la tarde, los dirigentes sindicales y campesinos vieron mermado su entusiasmo, cuando al momento de subir al templete, no sólo los empujones frenaron su marcha, ya que un grupo de personas rocío de gas pimienta a los oradores, alcanzando al presidente de la Confederación Nacional Campesina (CNC), Cruz López, a algunos elementos de seguridad de esta organización y al diputado perredista José Antonio Almazán. El incidente no fue el único que empañó los ánimos de los asistentes, pues María González Bueno, de 65 años de edad, falleció por un paro cardiaco, y un elemento de Seguridad Pública fue lesionado con un tractor.
A pesar de los obstáculos, los oradores dieron comienzo a su alocución. La lista inició con Cruz López, quien, como se había anunciado, fue secundado por tres dirigentes rurales y tres líderes sindicales, por espacio de una hora.Los representantes de las organizaciones convocaron reiteradamente al formación de una alianza obrero-campesina, cuyos principales ejes serán la demanda de la renegociación del TLCAN, y el rechazo a las reformas laboral y energética, así como la integración de ambos sectores para impulsar una huelga nacional. (Con información de El Financiero/APB)
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