miércoles, 25 de julio de 2007

Se nos acabó el paraíso. Punto.

Empresarios de varias ramas presionan duro a la Secretaría de Economía, al extremo del reclamo abierto. Demandan, en el terreno del absurdo, romper relaciones con China, para que sus productos no puedan llegar a nuestro territorio. Pero eso no es lo peor, pues en el reclamo dejan al descubierto, en no pocos casos, sus relaciones bastardas.
Para cuando se festeje a la santísima virgen de Guadalupe, no habrá más barreras a los productos de China. Entrarán a México como a su casa. Diez y siete sectores industriales pueden ir de un estado de gravedad a uno de desahucio. Lo más cercano a la probabilidad será la muerte de cientos de empresas y la pérdida de miles de empleos. Se acabaron los beneficios de una etapa en la historia empresarial nacional, en la que México se despachó a lo grande imponiendo cuotas compensatorias a todo producto que oliera a chino.
Corrían los años 1992 y 1993. El propósito fue impedir a lo chino el ingreso a México. No se trataba de que lo chino y lo mexicano estuviera a la par; era ponerle decenas de candados a la posibilidad de que los productos chinos ingresaran a México.Al amparo del miedo se fortaleció el contrabando. Las grandes fortunas de la ilegalidad se multiplicaron. Pero no hay beneficio que dure cien años. Con la adhesión de China a la OMC, en donde México, en verdad, se vio "gandalla", se establece claramente que "todas las prohibiciones, restricciones cuantitativas y demás medidas que mantengan los miembros de la OMC contra las importaciones procedentes de China de manera incompatible con la OMC... serán eliminadas gradualmente o tratadas de conformidad con las condiciones y los plazos convenidos mutuamente".
En lo que a México se refiere, China aceptó que durante los seis años siguientes a su adhesión a la OMC, las medidas actuales de México no se someterían a las disposiciones del acuerdo sobre la OMC ni a las relativas a medidas antidumping del protocolo.Y ¿qué creen? Que ya se nos acabaron los seis añotes de licencia. Ahora no habrá más obstáculo arancelario posible.
Mil cien fracciones arancelarias tendrán en el último minuto del 10 de diciembre, un sonoro y dramático delete a esos impedimentos arancelarios. De las mil 100 fracciones arancelarias, 900 corresponden a tres sectores: vestido, textil y calzado.Y las protestas no se hacen esperar en la tesitura de un reclamo que, de entrada, asegura que la autoridad no hace nada, aunque en la afirmación haya un exceso de imprecisión.En la oficina desde donde despacha el subsecretario de Normatividad, Inversión Extranjera y Prácticas Comerciales Internacionales, Carlos Arce, la estrategia de defensa está planteada y se encuentran en espera de que los industriales generen los documentos y la información requerida para llevarlo a los paneles y foros internacionales adecuados, en donde se reclame a China su afectación a los productos mexicanos al margen de la equidad que presuntamente se busca. Nuestras fuentes aseguran que al mismísimo Carlos Arce ha reclamado airadamente que la autoridad está cruzada de brazos y que no hace nada ante lo que resulta evidente: los productos de China van a destrozar a la economía mexicana. Y de ahí el reclamo extremo de que rompamos relaciones diplomáticas con China e que, de pasito, no vayamos a hacer el ridículo durante las próximas Olimpiadas. Que nos olvidemos de China, comenzando con el papel que lleva su nombre.Mientras tanto, la posición de la autoridad es clara: las puertas de la defensa en los tribunales mexicanos están abiertas.
El trámite es largo, complicado, tortuoso, pero hay que llevarlo adelante. Si nosotros mantuviéramos los aranceles compensatorios, cosa que también se exige, China nos lleva a 17 paneles y nos mete en la dinámica de 17 pleitos internacionales ante foros especializados y ahí, desde ahora se anticipa, vamos a perder. Nos demandarían los chinos, pero también los importadores, legales o ilegales, nacionales que al cobijo del precio del producto chino se han hecho millonarios y que ahora se harán más. El camino, por ello, no puede ser otro más que el apoyo en la Unidad de Prácticas Comerciales Internacionales, que espera los datos para conformar el caso. Datos que no llegan, porque en las más ocasiones, los empresarios temen que en el asunto acaben al descubierto sus relaciones bastardas. Es decir que quien tiene un pie en la legalidad generalmente tiene otro en la economía informal. Desde las grandes empresas, las grandes firmas multinacionales, hasta el más humilde de los productores. Abastecen al mercado legal, pero tienen su corazoncito también para los informales. Dan un precio con IVA para las grandes cadenas y otros lotes de mercancías se entregan, sin IVA, a los comerciantes ambulantes. Es más. se supone que incluso los grandes fabricantes no sólo producen o importan legalmente su producto: también participarían de la importación técnica. Participarían del contrabando, pues. Y eso es lo que ha dejado al descubierto el fin de la muralla al producto chino: que en México no son pocos los que se alinean sólo en la formalidad y lo legal. Los hombres del negocio, incluidas las grandes firmas multinacionales, participan también en la ilegalidad, abasteciendo al mercado informal, dando a este mercado precios especiales, dando la espalda a "Dolores", poniéndole los cuernos a la recaudadora nacional.Y es eso lo que no se quiere decir. Por ello es más cómodo sólo apuntar a la autoridad y acusarla de no hacer nada a favor de la planta productiva y el empleo.
(Visto en El Financiero)

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