jueves, 10 de abril de 2008

Guayaberas enfrentan al dragón

La industria textil yucateca, sobre todo de productos tradicionales como las guayaberas y las hamacas, ha cobrado fuerza en mercados de Estados Unidos y Europa. Sin embargo, en la actualidad la guayabera es otro producto mexicano que está en riesgo de extinguirse ante la masiva producción china de esta prenda masculina. Ante esa amenaza, pese a su origen cubano, artesanos buscan la denominación de origen para la guayabera de Yucatán.

Ramón Avilés Góngora es comerciante y, además, elabora las guayaberas desde hace más de 40 años, al igual que otros 2 mil artesanos e industriales que en esta entidad se dedican a producir esta emblemática prenda. En entrevista, reconoce que la vestimenta tradicional hoy por hoy es amenazada por “copias” confeccionadas por los orientales. “Los chinos han lastimado a la industria de la guayabera económica. Ellos lo que hacen es copiar la guayabera tradicional. No obstante, la forza o los pliegues los hace una máquina y no reúne los requisitos de calidad. Ellos las cosen en una máquina inventada por ellos mismos, la que hace los pliegues de un solo tajo, mientras que aquí, en Yucatán, se tiene cuidado de hacer los pliegues uno por uno”, explica Avilés Góngora, experto en la elaboración de este atavío de origen cubano.

Su defensa, la diversidad

El problema es que mientras a las manos yucatecas les lleva no menos de una hora elaborar una guayabera tradicional, sus competidores chinos maquinan en menos de siete minutos ocho camisas, en promedio. De ahí la amenaza al mercado yucateco donde artesanos y fabricantes están solos ante la competencia que representa la producción masiva y china del ropaje, ya que las autoridades no hacen nada para apoyarlos, denuncian los fabricantes.

Esta entidad envía a Estados Unidos, así como a países europeos, de Asia y África (10 naciones de este continente adoptaron la camisola por fresca y cómoda) poco más de 200 mil guayaberas cada mes. En Yucatán hay por lo menos 30 modelos y decenas de colores, para todos los gustos y bolsillos, hechos con hilos que van desde el algodón común hasta el algodón egipcio y el lino irlandés. Todas fibras naturales, En cambio, “los chinos emplean 65% de poliéster y 35% de algodón en estas prendas, y únicamente las hacen en tres colores: blanca, beige y azul. Aparte, aquéllos las venden en paquetes y no surten por tallas específicas. Ésta es la principal ventaja que tenemos los yucatecos: no fabricamos guayaberas comerciales, fabricamos las guayaberas reales, con modelos muy diferentes, exclusivos, con varios colores y telas de calidad”, dice don Ramón.

Plan de ataque

Pero para los industriales textileros yucatecos, aseguran, aún queda una carta por jugar: al igual que pasó con el tequila de Jalisco y el chile habanero de la península de Yucatán, ambos con sendas denominaciones de origen, recientemente los empresarios de esta región empezaron a pugnar por la denominación correspondiente. Así, los artesanos confían en que la guayabera adquiera la denominación de origen, pues aunque se inventó en Cuba en 1800, en Yucatán se modernizó y se estilizó esta vestimenta, y es la que hoy se usa en todo el mundo.

“Se debe poner la marca guayabera, registrarla como se está registrando el chile habanero, el tequila y otras cosas, esto sería un éxito para Yucatán. Creo que las autoridades deberían incorporarse al esfuerzo de buscar esta denominación, ya que sería una manera de reconocer el trabajo y esfuerzo que hemos tenido de mantenernos en el mercado, pese a los altibajos”, añade el entrevistado.

Tradición

Aunque actualmente la guayabera es una prenda fina y elegante, de acuerdo con versiones existentes en esta región, la vestimenta estaba dotada de cuatro bolsas, porque al principio la usaban los campesinos pobres cubanos para llevar guayabos. “En las novelas, en el cine, la guayabera era usada por peones. Entonces, enfrentamos épocas muy difíciles, ya que bajó mucho la venta de la guayabera. Actualmente es una prenda fina, elegante, estilizada, una prenda de lujo que llega a costar hasta 150 dólares o más”, abunda uno de los productores de esta típica indumentaria peninsular.

La reflexión de don Ramón y sus colegas es que en estas tierras, manos de hombres y mujeres sortearon por más de medio siglo todos los obstáculos que han buscado echar abajo la industria textil de la península de Yucatán. “Y hoy, hay otra embestida —advierte— la de la manos orientales que amenazan con imitar nuestros productos y ocasionar una crisis económica en nuestras familias, pues vivimos de ellas, de las guayaberas”. Aun así, insiste en que su gremio está esperanzado en que muy pronto el sello de Yucatán vaya impreso en la calidad de las prendas, por lo que demandan en que las autoridades se unan al esfuerzo de defender un producto cien por ciento yucateco.

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